Felices Pascuas de Resurrección

Felices Pascuas de Resurrección

sábado, 29 de diciembre de 2012



Reflexión dominical 30.12.12

LA SAGRADA FAMILIA

En nuestro comentario de hoy vamos a seguir algunas de las reflexiones de Benedicto XVI en “La infancia de Jesús”.
El Evangelio que corresponde al ciclo C nos presenta a Jesús en el templo a los doce años.
Cuenta san Lucas que “los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua”.
Esto nos indica que la “familia de Jesús era piadosa y observaba la ley”.
En efecto, la ley de Moisés (la Torá) pedía que todo israelita se presentara en el templo tres veces al año: pascua, la fiesta de las semanas  y la fiesta de las tiendas.
Para los niños la obligación comenzaba al cumplir trece años. Sin embargo, las normas pedían que se fueran acostumbrando, poco a poco a cumplir los mandamientos, lo cual explica que Jesús fuera  en peregrinación a los doce años.
Pues bien. Jesús,  al cumplir los doce años, va con sus padres pero no regresa con ellos sino que se queda en el templo durante tres días.
Esto no supone descuido por parte de sus padres sino más bien indica que dejaban al hijo decidir libremente el ir con los de su edad y sus amigos durante el camino. Por la noche, sin embargo, se juntaban con sus padres.
Este permanecer Jesús tres días en el templo lo relaciona Benedicto XVI con los tres días entre la cruz y la resurrección dejando ver cómo toda la vida de Jesucristo va en una misma dirección redentora.
Esto constituirá para María uno de los momentos de sufrimiento profetizados por el anciano Simeón, como la espada que traspasaría su alma.
Cuando María angustiada le pregunta a Jesús “hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”, la respuesta de Jesús indica que lo que ha hecho es simplemente cumplir el plan de su Padre verdadero que es Dios.
Benedicto XVI nos presenta así la respuesta de Jesús: “estoy precisamente donde está mi puesto, con el Padre, en su casa”.
Dos aspectos resalta el Papa en esta respuesta. Jesús corrige la frase de María dejando de lado a san José y advirtiendo “yo estoy en el Padre”. Por tanto, mi padre no es José sino Dios mismo.
Por otra parte, Jesús habla de un deber al que se atiene el como hijo. El niño debe estar con el padre.
Él no está en el templo por rebeldía  para con sus padres (como pretenden algunos) sino justamente como quien obedece, con la misma obediencia que le llevará a la cruz y a la resurrección.
De esta manera tenemos en la Sagrada Familia, María, José y Jesús, grandes modelos para nuestras familias cristianas.
El padre, José, hombre serio, aceptando siempre con humildad y fe el plan que Dios le había trazado al pedirle que fuera padre adoptivo de Jesús.
La Madre, María, desahogando así su corazón pero aceptando y meditando siempre con fe.
Por dos veces en el mismo capítulo Lucas nos dice que “María guardaba estas cosas meditándolas en su corazón”.
Y Jesús, viviendo el plan que su Padre Dios  le había trazado, por una parte como Dios y Redentor, y por otra  como un niño más: “bajó con ellos  a Nazaret y siguió bajo su autoridad… y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres”.
En la primera lectura de hoy la Iglesia nos habla de la familia de Ana y Elcaná que tuvieron milagrosamente un hijo, el gran profeta Samuel, y que lo presentaron al sacerdote Elí para que sirviera en el templo de Dios.
Se trata, por tanto, de una familia muy religiosa que nos sirve de modelo también en este domingo de la Sagrada Familia.
Por su parte, san Juan, en la carta primera, nos hace ver que nosotros pertenecemos también a la gran familia de los hijos de Dios. Ése es el regalo que nos ha hecho el amor del Padre para “llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!”.
Que hermosos ejemplos tenemos en el día de la Sagrada Familia para vivir la verdadera piedad: el hogar de Ana, el hogar de Nazaret y el hogar trinitario en el que la misericordia de Dios nos ha hecho penetrar como verdaderos hijos.
Así podremos aprender qué grande es el hogar cristiano y cómo debemos vivir en él, hoy más que nunca, cuando la sociedad busca de tantas formas destruir no sólo la familia cristiana sino toda familia.
El martes, octava de Navidad, primer día del año, la Iglesia celebra la solemnidad de Santa María Madre de Dios.
Que Ella fortalezca nuestros hogares para que en ellos haya siempre fidelidad, amor y la felicidad por la que siempre suspiramos.
Que Ella nos  traiga también a todos, amigos lectores, un año nuevo lleno de paz, recordando el mensaje del Papa para este día: “bienaventurados los que busca la paz”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

sábado, 15 de diciembre de 2012



Reflexión dominical 16.12.12

SOMOS TESTIGOS DE LA LUZ

“El Mesías ha llegado. Está en medio de ustedes. Pero no lo conocen”.
                                                                                                                                        Firmado: Juan
Posiblemente ni lo dijo así ni tenía dónde firmar. Pero ése es el mensaje de Juan en el Evangelio para el Adviento.
En el pueblo de Israel, todos esperaban al Mesías. Y, a través de los siglos, aparecieron algunos pseudomesías que desaparecían con su propio engaño.
Un día, sin embargo, apareció un hombre santo que llamaba la atención de todos.
Vestido de sacrifico y penitencia. Hablaba.
Hablaba y su voz era como un trueno que pedía penitencia. Pero también era como una luz que arrastraba a la gente hacia el Jordán, como nuestros pobres focos atraen las mariposas de noche.
Los cuatro evangelistas nos hablan de él y hoy los entrelazaremos para resaltar su presencia en Adviento.
San Juan evangelista nos lo presenta de esta manera:
“Hubo un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Éste venía como testigo para dar testimonio de la luz. Para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz”.
Juan Bautista es un hombre maravilloso, gran apóstol,  ejemplo para todos los apóstoles.
La Iglesia lo presenta hoy como el gran mensajero que prepara los caminos del Señor.
Él tuvo la oportunidad de pasar como Mesías. La gente lo creía así e incluso los hombres espirituales del pueblo de Israel le enviaron mensajeros para preguntarle:
“¿Eres tú el Mesías?”
Su respuesta fue contundente: Ni el Mesías, ni Elías, ni un profeta.
Él se presenta simplemente como una voz:
“Yo soy la voz que grita en el desierto: allanad el camino del Señor”.
No hay humildad más grande que la de una voz porque necesariamente tiene que limitarse a decir las palabras exactas que le salen de la mente al que habla.
Y Juan da consejos de conversión a todos. La gente pregunta: ¿qué hacemos? Y él:
-          “Compartan lo que tengan: la túnica, la comida…”
A los publicanos:
-          “No exijan más de lo establecido”.
A los militares:
-          “No se aprovechen de nadie y conténtense con la paga…”
Y ahora nosotros nos preguntamos:
¿Por qué bautizaba Juan? Y él nos dice:
 “Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia”.
La Iglesia en la liturgia de hoy se llena de alegría pensando en el Mesías redentor:
Con Sofonías nos dice:
 “Regocíjate, hija de Sión. Grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén”.
Es la alegría de este tercer domingo. Pero aún hay algo mucho más bello:
“El Señor está en medio de ti… Él se goza y se complace por ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta”.
Repiensa, amigo: Dios se goza en ti… como en Juan, como en María, y todo lo debemos a Jesús!!
San Pablo, a su vez, en este tercer domingo de adviento en que la Iglesia resalta la alegría y quiere que todos la vivamos hoy de una manera muy especial, nos pide:
“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres… El Señor está cerca: Nada os preocupe”.
Si Dios, Cristo, el Reino; está dentro de nosotros. Por eso repetimos con el versículo aleluyático:
“El Espíritu del Señor está sobre mí…”
Gozosos repitamos una vez más con el salmo responsorial:
“Gritad jubilosos: qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.
El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré…”
Sí, entre nosotros y dentro de nosotros está Dios.
Finalmente, recuerda bien en este domingo: A ti, como a Juan, se te dice que “irás a preparar los caminos del Señor”. Pero ten siempre presente que tú, como el Precursor, debes saber que no eres la luz sino testigo de la luz.
Que a ti la luz de la fe te viene de Cristo y que es esa fe en Cristo la que tienes que transmitir sin vanidades, con valentía y generosidad.
Recuerda siempre: ¡Soy testigo gozoso de la luz!

José Ignacio Alemany Grau, obispo

miércoles, 12 de diciembre de 2012



Nuestra Madre María de Guadalupe guarda en su imagen un sinnúmero de secretos
  • Estudios oftalmológicos realizados a los Ojos de la Virgen de Guadalupe  han detectado que al acercarles luz, la retina se contrae y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, exactamente como ocurre en un ojo vivo
  • En 1929, Alfonso Marcué, quien era el fotógrafo oficial de la antigua Basílica de Guadalupe en la ciudad de México, descubrió lo que parecía una clara imagen de un hombre con barba reflejada en el ojo derecho de la Virgen?  Al principio no podía dar crédito a lo que estaba viendo: cómo podía ser?, Un hombre con barba dentro de los ojos de la Virgen de Guadalupe?. Pero luego de varias inspecciones de sus fotografías en blanco y negro de la imagen ya no tuvo más dudas y decidió que era tiempo de informar a las autoridades de la Basílica. Así lo hizo, y le fue indicado por estas que se guardara completo silencio sobre el descubrimiento, lo que Marcué cumplió al pie de la letra
  • 20 años después, el 29 de mayo de 1951, el dibujante mexicano José Carlos Salinas Chávez, luego de examinar una buena fotografía de la cara de la imagen de la Virgen de Guadalupe, redescubre la imagen de lo que parece ser un busto humano reflejado en el ojo derecho de la Virgen, y luego también en el ojo izquierdo. Inclusive parece aún reflejar en sus ojos lo que tenía frente a ella en 1531
  • El mensaje universal de compasión y amor, y su promesa de ayuda y protección para toda la humanidad, se encuentra relatado en el "Nican Mopohua", documento escrito en el siglo 16 en el lenguaje nativo, Náhuatl.
  • Hay razones para creer que en el cerro Tepeyac María vino en su cuerpo glorificado, siendo sus manos físicas las que acomodaron las rosas en la tilma de Juan Diego, lo que hace a esta aparición muy especial
  • Una increíble lista de milagros, curas e intervenciones se le atribuyen a la Virgen de Guadalupe. Se estima que cada año más de 14 millones visitan su Basílica, haciendo de su casa en la ciudad de México el Santuario Mariano más popular, al igual que el santuario católico más visitado del mundo
  • En total 25 Papas han honrado en alguna forma oficial a Nuestra Señora de Guadalupe. Su Santidad Juan Pablo II visitó su Basílica en cuatro oportunidades: en su primer viaje al extranjero como Papa en 1979 y nuevamente en 1990, 1999 y 2002
  • En 1999, su santidad Juan Pablo II, en su homilía durante la Misa Solemne en la Basílica de Guadalupe durante su tercera visita al santuario, declaró la fecha del 12 de Diciembre con el rango litúrgico de Fiesta para todo el continente de las Américas
  • Durante la misma visita el Papa Juan Pablo II confió la causa de la vida a su protección, y encomendó a su cuidado maternal las vidas inocentes de los niños, especialmente aquellos que se encuentran en peligro de no nacer

domingo, 9 de diciembre de 2012


Reflexión dominical 09.12.12

LOS CONSEJOS DE TRES MISIONEROS

Se acerca la Navidad y la Iglesia nos va preparando para que tomemos, con la debida profundidad, el misterio de la encarnación y no nos quedemos en la superficialidad de nuestra sociedad que vive de espaldas a la fe.
Con este fin nos presenta tres grandes misioneros que fueron apóstoles de su tiempo.
El primero es Isaías.
Se trata del profeta preferido en la liturgia.
Sabemos que bajo este nombre escriben tres personajes distintos: el primer Isaías (capítulos 1-39); el segundo (del  40-55); y tercero (del 56 al 66).
El que nos habla hoy es el segundo o deutero Isaías.
Él consuela a su pueblo y le asegura que vendrá el Señor.
Con bellísimas palabras pide que preparen el camino al Señor que viene:
“Preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios… que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor”.
Pide a continuación que se grite a todos los pueblos:
“Aquí está vuestro Dios”, y presenta a Dios con podertrayendo la recompensaviene también como un dulce pastor “que reúne con su brazo los corderos y los lleva sobre el pecho; él mismo cuida a las ovejas que crían”.
El segundo gran misionero es Pedro, apóstol y  mártir, que nos recuerda una vez más “que el día del Señor llegará como ladrón”, pero nos advierte que Dios tiene paciencia por nuestro bien y nos da a todos tiempo para la conversión.
Una vez más enseña que habrá grandes pruebas en la línea apocalíptica que hemos visto en los últimos días, pero nos advierte que nuestra esperanza consiste en que “esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva”.
De esta manera Pedro también nos invita a convertirnos antes de que llegue el Señor.
San Marcos, en el Evangelio, nos habla de que ya se ha cumplido el tiempo que profetizaron los profetas y es el momento para que llegue el Mesías.
Él nos presenta a Juan Bautista, que es el tercer misionero que hoy nos invita a preparar los caminos del Señor.
Marcos atribuye a Isaías dos textos que en realidad no es uno sino dos textos de dos profetas distintos.
El primero es de Malaquías (3,1) que dice: “Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí”.
Podemos decir que a este mensajero se refiere Isaías cuando dice: “la voz que grita en el desierto”.
A continuación viene el que es propiamente texto de Isaías (40,6) y en el que leemos: “preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”.
La preparación que pide Juan es la conversión: “predicaba que se convirtieran y se bautizaran para que se les perdonen los pecados”.
La gente que venía, se encontraba con este gran misionero y modelo de todos los apóstoles, que predicaba la penitencia y era él mismo un gran penitente, “vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre”.
La esencia de su proclamación era que el pueblo se preparara a recibir al Mesías “que os bautizará con el Espíritu Santo”.
De la enseñanza de estos tres misioneros debemos sacar nuestras propias conclusiones.
Ante todo hacer penitencia, porque viene Jesús a bautizarnos con el Espíritu Santo. Con Él viene la salvación definitiva.
A su vez el salmo aleluyático nos pide “preparar los caminos del Señor, allanar sus senderos”.
Por nuestra parte, con el salmo responsorial repetiremos: “muéstranos, Señor, tu misericordia y danos la salvación”.
Sabemos muy bien que la salvación nos la trae Jesucristo.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

sábado, 8 de diciembre de 2012


FELIZ DÍA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la Pascua de Cristo. “En Él toda persona está llamada a realizarse a plenitud hasta la perfección de la santidad”. (SS. Juan Pablo II)
El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como la Purísima Concepción, se refiere a que  la madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original , sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado . Jesús fue concebido sin intervención de varón y María permaneció virgen virgen antes, durante y después del embarazo. Cada 08 de diciembre celebramos a la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Hoy también es un día muy especial para miles de niños que aguardan con ansias recibir su primera Comunión, el día del encuentro con Cristo Eucaristía